Escribir con el propósito de recrear o divertir es válido y gratificante, más aún cuando el lector se entretiene y educa con el contenido que elige. Escribir para los niños, ha sido para mí una experiencia enriquecedora desde todo punto vista, porque me permitió conectar con mi maestro interno y, recibir la inspiración necesaria para escribirle historias a ellos, pero más inspirador aún es el de llevarles un mensaje positivo a quienes serán los adultos del mañana, incluyendo los buenos hábitos dentro y fuera del hogar, así como valores humanos, entre ellos el respeto mutuo, la solidaridad, honestidad, responsabilidad, la compasión, entre otros, que les permitirán interactuar y desarrollarse de una forma saludable en la vida y en la sociedad.
Por qué abordar los valores en una historia para niños?, cómo adaptarnos a estos tiempos y a que ellos también lo hagan?, considero que existen muchas respuestas y formas de entenderlo, sin que perdamos el rumbo y el enfoque, teniendo como norte, bases sólidas, con valores firmes e inquebrantables.
Un mandala es a menudo un símbolo que se utiliza para ayudar a la gente a enfocarse en la meditación y lograr un sentido de unidad con el universo. Es muy difícil para las personas lograr realmente este nivel de claridad, pero a menudo se puede ayudar a los individuos en la meditación cuando estudian mandalas.
La palabra Mandala significa básicamente círculo y representa una totalidad en un diagrama cósmico que puede recordar a los individuos su relación directa con el infinito. Los mandalas se extienden más allá de su forma y escriben en nuestras mentes y nuestros cuerpos.
Estos son símbolos de gran poder y en realidad aparecieron a los humanos en casi todos los aspectos de nuestra vida incluyendo la luna, el sol y la tierra. Estos círculos abarcan no sólo las formas físicas, sino las comunidades, la familia y los amigos.
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